EL PODER DEL CARIÑO FAMILIAR: Testimonio inspirador de una familia acogedora
Conocemos la historia de Antonio, Estefanía y su hija Paloma, una familia acogedora de menores que ha demostrado un inmenso cariño y dedicación en la tarea de brindar un hogar a aquellos niños y niñas que necesitan un refugio temporal. Con una vocación innata de ayudar a los demás, Antonio y Estefanía han acogido a numerosos menores en situaciones difíciles, brindándoles no solo un techo y comida, sino también una familia donde se sienten queridos y apoyados
¿Cómo valoras la experiencia del acogimiento? (Antonio)
Pues la verdad, para nosotros ha sido muy positiva. No he
visto que haya afectado negativamente en nada. Paloma empezó a los 12 años y
Marina a los 14, y fue una experiencia bastante positiva. Al principio
estábamos un poco temerosos cuando comenzamos este proyecto, tanto Fanny como
yo, y las niñas también estaban temerosas, pero resultó ser muy positivo. Creo
que han aprendido y han adquirido valores que la juventud actual no conoce o no
se imagina. Cada niño es una experiencia única.
Realmente creo que ha sido enriquecedor para todos nosotros,
nos ha aportado cosas positivas.
Cuando recibimos una llamada para ayudar a un niño o una
niña, cuéntanos cómo os sentís en esa ocasión. (Paloma)
Al principio me resultó un poco difícil, porque cuando llegó
el primero, yo era la más pequeña y sentí que mi vida se desordenaba un poco.
Era como si mamá estuviera comprando juguetes para él y yo llevaba dos meses
pidiéndole unos pantalones y todavía no los había comprado. Pero después de
eso, cuando llegó el bebé que tanto quería, me enamoré de él y a partir de ahí
todo fue perfecto. Cada vez que llegaba un nuevo niño, era como si dijera:
«Mamá, quiero que llegue». De hecho, uno de ellos llegó el día de mi
cumpleaños y fue el único regalo que recibí, y estaba muy feliz.
Es difícil cuando no sabemos qué va a pasar, con qué circunstancias vamos a lidiar. Pero al final, todo es normal, no es algo fuera de lo común. Hemos acogido a cuatro niños hasta ahora.
Cuéntanos cómo son las despedidas. (Antonio)
Las despedidas son difíciles y gratificantes al mismo
tiempo. Es un poco de todo, porque acoger a un niño no significa que lo
queramos tener para siempre. Tenemos que ayudarlos y satisfacer sus
necesidades, y al final, cuando han resuelto sus problemas y encuentran una
familia de acogida o vuelven con su familia, es gratificante. Es como si
termináramos un trabajo. Sentimos emociones encontradas de felicidad y tristeza
al mismo tiempo. A veces no sabemos exactamente cómo nos sentimos.
Mientras están con nosotros, siempre estamos esperando a que los llamen para que tengan una familia, para que se recuperen. Y cuando llega esa llamada, nos entra el miedo de que se vayan. Es un boom emocional constante.
¿Cómo os enterasteis del recurso del Acogimiento
Familiar? (Antonio)
Fanny fue la principal impulsora de este proyecto. Las niñas estaban estudiando en el conservatorio cerca de casa, y mientras yo trabajaba, Fanny las acompañaba y esperaba allí hasta que terminaban las clases. Durante ese tiempo de espera, siempre teníamos un cartel que decía «Aproni». Era como una rutina diaria hasta que finalmente nos propusieron a todos embarcarnos en esta experiencia, porque al final, esto es un proyecto familiar.
¿Qué beneficios consideráis que aporta el acogimiento
familiar en comparación con un recurso residencial cuando no hay otra
alternativa? (Paloma)
Creo que aporta muchos beneficios. Aparte de los valores y
principios que aprendes, también sientes un orgullo especial por ser una
familia de acogida. Aprendes a dar cariño y dar todo lo que tienes a una
persona que no es de tu sangre, a un completo desconocido. Creo que eso te
ayuda a mejorar como persona y te proporciona muchos valores. Cuando compartes
tu hogar con alguien, no sabes realmente lo gratificante que puede ser hasta
que lo vives. Es como un vicio, engancha, y estamos aquí. Pero lo ideal sería
siempre sin perder de vista que el objetivo final es que los niños encuentren
estabilidad y una familia para toda la vida.